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Y qué bueno!
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Ha cambiado. El Perú no es el de hace unos años. Atrás quedó la violencia política que relata Roncagliolo en La Cuarta Espada, así como los secretos militares plasmados en Muerte en el pentagonito de Uceda. Le dimos bienvenida a la democracia y encerramos a un chino corrupto y a un pelado malicioso. Quedaron en el pasado también aquellas publicidades, donde rubias y ojitos verdes ofrecían el producto.
Tongo, Los Yaipén y hasta un cuy, se insertan hoy en los medios, colándose en nuestras vidas. Cambia todo cambia, como dice la canción; la publicidad cambia también. Y resulta lógico pues los actores sociales, las prácticas y escenarios se están transformando, visibilizando. Lo chicha y popular se pone de moda. Los rostros ya no son sólo blancos caucásicos, son también cholos con sus miles de gradientes.
Se deja la segregación y se apuesta por la inclusión. Ya era hora.
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